Remontada no inventada

 

Sant Pol 2 – Singuerlín 3

Crónica inventada de una remontada

¿Cómo describir aquello que no se ha visto?

Lo que van a leer a continuación es el partido de este domingo que se disputó en mi cabeza. Si buscan rigor y certeza cierren la página web y pónganse a leer otra cosa más interesante. Voy a ello, supongo que saldrá algo idílico y que en realidad lo que pasó fue más áspero y brusco, pero qué más da, van a leer una mentira agradable. Dicho de otro modo: ya que leen una mentira que sea una agradable. Créanme, tengo una larga y fructuosa relación con mentiras agradables: me dedico a vender mentiras en forma de titulares tendenciosos de prensa y soy experto en vivir mentiras agradables en países lejanos.  

Campo pequeño, lejos de casa, mucha gente nuestra ahí, pero lejos de casa al fin y al cabo. El equipo local está en plena crisis existencial y pasa más tiempo en el diván del terapeuta que nosotros, que hemos dejado de ir, de momento, pero que tiene marcado en el calendario este partido como si de Valium salvador se tratara para cambiar su situación triste. Ellos salieron decididos a rematarnos lo antes posible, sin regalarnos nada y disimulando sus carencias. Impusieron ese ritmo con balón que resulta traicionero, ese ritmo que nace de la sentencia que dice que para tener una buena fase sin balón antes hay que tener una buena fase con balón. Por esto mismo adquieren una importancia impagable jugadores que recuperan, la sueltan y se mueven para que se la des otra vez, dijo Riquelme, que nunca recuperó un balón. Hubo el típico penalti que siempre cae a favor de los equipos de comarques, así como goles absurdos nacidos de saques de banda. Sea como fuera, los de Quillo sufren, como lo hacían con Juanan y con Carlos, pero ahora, no sé por qué, hay un cierto gusto en sufrir, y eso se vio plasmado en Sant Pol. Encontrarse con un dos a cero al descanso es duro, aunque en este caso no fue devastador. Nadie dijo nada pero todos supieron que tenían la obligación de rentabilizar sus posibilidades para sacar algo positivo de la excursión a tierras del Maresme. Lo sé porque no estuve ahí. De igual forma que no vi el remate de cabeza de Manu, girando el cuello al centro medido de Dani desde la izquierda. Y, ¿cómo olvidar el gran golpeo de Rosas en el segundo gol? No hace muchos goles pero es para que se recuerden bien los qué marca, como el que logró contra el Mataró, que tampoco vi. Fueron quince minutos gloriosos apuntalados desde el sacrificio colectivo y coronados con el gol de Rodri, ese jugador que disfruta más rematando de cabeza que golpeando el balón con el pie. Es uruguayo. El equipo actuó como un buen equipo más allá de esos quince minutos y de los tres goles, imagino. Se vio en el campo algo diferente de lo que se venía dando partidos atrás, algo más de juego y algo más de orgullo. Son motivos de peso para mirar al frente con optimismo y dejar de arrastrar esos meses tan duros que ya pasaron, supongo.

Recuerdo no haber visto que Raúl paró las que estaban a su alcance y salvó las que no están al alcance de nadie. Antonio se fue del campo sin hacer amigos en el otro equipo, eso seguro. Damián corrió por él y por todos. Aritz y Gorka, como siempre. La liebre Nori volvió a su estado hiperactivo. Los Carrasco vuelven a asomarse por la banda con asiduidad. Joel ganó de nuevo balones aéreos, tras meses apartado por su rodilla. Y Vega declaró que no quiere ser portero, se siente más cómodo de punta. Es de un mérito terrible ir con tantas bajas como el equipo tenía y sacarlo adelante de la manera que lo hizo, y esto alienta a ganar el próximo y a pelearlo todo.

El mejor truco del diablo es hacer creer que no existe. Lo único que aguanta la mentira es hacer creer que es verdad. Si digo que lo que voy a decir es mentira, deja de ser mentira. Lo que no es mentira es la clasificación, hacía mucho que no la miraba. Ayer lo hice con cierta tranquilidad y esta mañana he leído la pequeña crónica del Mundo Deportivo, de dónde saqué los datos del partido, lo único verdadero de lo que han leído. Mentira, no he leído nada desde hace tiempo, ni siquiera esta no-crónica.

por Carlos López.